Cuando pensamos en ir a un dermatólogo porque tenemos un lunar nuevo y algo rugoso o cuando nos duele la espalda y decidimos pedir cita en el mejor fisioterapeuta que conocemos, nadie se echa las manos a la cabeza. Todo el mundo comprende que, si nos duele o sospechamos de algo físico, lo normal y recomendable es acudir al especialista que corresponda y así paliar esa dolencia o intentar curar lo que con el tiempo puede ser un problema mayor.
Sin embargo, esta comprensión no se da cuando se trata de problemas emocionales, conductuales, o cualquier otro problema que no se toca o no se ve. Cuando esa dolencia o esa inquietud nos la genera cualquier problema que tenga que ver con todo aquello en lo que el especialista es, nada más y nada menos, un psicólogo/a.
Cuando alguien tiene la valentía de decir que necesita acudir a un psicólogo, todo el mundo se echa las manos a la cabeza y surgen comentarios tan variopintos como “pero…si tú no estás loco“, “hablando no se soluciona” o “eso es una mala racha… ¡ya pasará! No te gastes dinero en eso“. Y esto me preocupa.
Me preocupa que a día de hoy, con toda la información que tenemos, con todo lo que sabemos sobre la salud mental y el bienestar psicológico, sigue estando muy estigmatizado el hecho de acudir a terapia o necesitar la ayuda de un profesional para resolver problemas “no físicos” (o “no médicos” como muchos los llaman).
Podría dedicar esta entrada a debatir y desmentir cada mito que existe sobre la figura del psicólogo y la terapia psicológica, pero no es lo que quiero. Lo que quiero es naturalizar que plantearse ir al psicólogo suele generar muchas dudas e inseguridades. En la mayoría de los casos, ir a consulta es algo nuevo y desconocido.
Pero, ¿por qué debo acudir a un psicólogo?
Todos nos hemos visto envueltos en períodos difíciles de manejar, en los que surgen preocupaciones y problemas y en los que nos planteamos que, sin ayuda no lo podremos solucionar, sentirnos mejor y seguir hacia delante. Ese apoyo, a menudo, nos lo ofrece la familia, amigos o nuestra pareja; y en muchas ocasiones es justo lo que necesitamos. Sin embargo, en otras ocasiones esa ayuda no es suficiente. ¡Eso no quiere decir que sean un mal apoyo! Pero muchas veces, por mucho que lo intentemos, no somos capaces de encontrar salida a nuestros propios problemas y es, en ese momento, cuando pensamos que necesitamos la ayuda de un profesional.
Aunque el estigma social que existe sobre el psicólogo se acerca más a la teoría de “si vas al psicólogo es porque estás loco”, la mayoría de los casos que acuden a una consulta son por problemas cotidianos que desbordan a la persona que los está viviendo, para gestionar sentimientos y emociones, para reflexionar y facilitar la toma de una decisión importante o para mejorar la relación con sus iguales, familia /pareja, etc.
Y, ¿le tengo que contar mi vida a una persona que no conozco?
En muchas ocasiones, lo que nos impide acudir a terapia es el hecho de tener que contar nuestros problemas, nuestros secretos a un desconocido y, debo decir, que es totalmente comprensible esa inquietud. Pero no debemos olvidar que el psicólogo es un profesional de la conducta humana y que la psicología es su ciencia. El psicólogo no está ahí para juzgarte. EL psicólogo te ofrece sus conocimientos para poder ayudarte a conseguir ese bienestar que estás buscando.
¿La psicología me va a servir?
El psicólogo sigue su método científico de trabajo, como lo es la psicología cognitivo – conductual, y va poniendo en marcha un análisis funcional de la conducta que permite aportar toda la información necesaria para poder intervenir.
Bien es cierto que, por mucha evidencia científica con la que cuenta la terapia psicológica, no esperamos que el paciente confíe en ella sólo por eso. La confianza en la terapia se consigue cuando el paciente ve por sí mismo cómo poco a poco va alcanzando los objetivos, los resultados perseguidos y sintiendo una mejoría psicológica.
Ir al psicólogo es no resignarnos con nuestros problemas y querer encontrar nuestro bienestar. Ir al psicólogo implica pararse a reconocer que tenemos un problema y que necesitamos de más ayuda y recursos para poderlo solucionar.
Puede ser que tras esta lectura encuentres menos dudas acerca de lo que significa acudir a un psicólogo y te facilite tomar una decisión. Pero, si no es tu caso, no te preocupes. Puede que lo que necesitas sea tomarte tu tiempo para reflexionar y tomar tu decisión y, cuando ese día llegue, habrás dado uno de los pasos más importante: decidirte a cambiar para mejorar tu situación.
Interesante artículo, pero desde mi punto de vista es difícil conocer cuando hay que acudir.
Un saludo